Sigo en
el twitter, además de a mis amigos y numerosos políticos, a una bola de
personas que postean frases célebres de autoconocimiento y superación personal.
Y no que Ashley Judd sea de esas, más bien es cursi y se da un poco golpes de
pecho, sin embargo posteo algo con respecto a la muerte del piloto Dan Wheldon
que me pegó: “Grief is healthy, organic & a process. Time takes time.
Trauma, however: vivid, first-person, feels like real-time over & over.
Intrudes.” El siguiente tweet decía “Highjacks the mind & emotions by
replaying an incident over & over…”. Después de leer esto no me quedó mas que aceptar que
desafortunadamente, tengo varios de esos.
Mis
traumas ocupan la mayor parte de mi tiempo-mente (voy de uno a otro y vuelvo
para ver si tengo ya alguna solución). Efectivamente revivo las situaciones que
los produjeron una y otra vez, imagino cómo debí de haber actuado para evitar
llegar a tan profundo agujero, sin embargo nada cambia en mi situación actual. ¿Patética? Mmmm...
Últimamente
he intentado varias cosas para superarlas, como yoga, meditación, terapia
ocupacional (como podrán constatarlo con la creación de este blog), pensamientos
positivos… ¡Ustedes dirán! Sin
embargo, varios amigos opinan que la mejor prescripción para mi es la terapia psicológica
profesional.
Déjenme
decirles ya que dos veces he pasado por ella, la primera un poco fantochemente porque me la daba el entonces
novio de mi mejor amigo, pero la segunda creo que funcionó mejor. Sin embargo,
lo que realmente me sacó la última vez de tamaña depresión en la que me
encontraba y que día con día me despierta para hacerme ver que las cosas son
mejor de lo que creo: mi hijo.
Y
efectivamente, todo mejora cuando Diego llega hasta mi cama y después de haber
hecho su obligado comentario (“mamá, eche”) me lleva de la mano hasta la
cocina, me recuerda que hay que prender la luz y lo siento en la barra a ver
cómo le preparo el biberón. Durante esos instantes, él apoya su cabeza
somnolienta en mi hombro y me dan unas ganas inmensas de reír de felicidad,
pero no lo hago porque eso solo lo despertaría totalmente y volver a la cama a
dormir con él sería imposible. Nada mejor que un "reality check" como este para darme cuenta de que el mundo no gira alrededor de mi.
Todos
tenemos traumas. Al menos todos los que he conocido. Algunos luchan con ellos
día tras día, otros los rehúyen, y aquellos a los que admiro profundamente son
los que los han enfrentado, han salido victoriosos y se han vuelto personas con
una profunda compasión. Yo pertenezco al primer grupo, y espero con ansias el
día en que logre hacer que mi pasado no forme más parte de mi
presente, el cual es en realidad bastante bueno.
Me
despido diciendo que no, no pienso volver a tomar terapia (por ahora). Pero no por eso quiero
decir que no sigo en la lucha minus
la depresión.

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